El pase de diapositivas requiere JavaScript.

El próximo 9 de agosto se estrena en España la película «Renoir«, fascinante film que se centra en los últimos años de vida del pintor. La película nos muestra un Renoir viejo, aquejado de artritis, apenado por la muerte de su mujer y por la Gran Guerra, en la que su hijo Jean Renoir, futuro cineasta, resulta herido.

A pesar del triste ambiente que le rodea, la película nos muestra un Renoir aún vital, inteligente, con toda la sabiduría que genera la experiencia y con suficientes facultades para crear obras pictóricas magníficas. Vemos a Renoir pintando, algo difícil de contemplar en una película, y reflexionando sobre este arte con frases maravillosas: «Los Renoir rehúsan verlo todo negro. Un cuadro debe ser amable, alegre. Ya hay bastantes cosas tristes en la vida. No necesito fabricar más. La miseria, la desesperación, la muerte…, no son asunto mío. Otros saben hacerla suya». «Toda la vida he cargado con complicaciones, hoy lo simplifico. Pinceladas, más pinceladas, fundiéndose la una en la otra», una auténtica declaración de como ejecuta el artista francés sus últimas obras.

El director de la película, Gilles Bourdos, contrató al extraordinario falsificador Guy Ribes para que realizara algunos cuadros delante de la cámara. Suya es la mano artrítica y vendada que vemos en el film pintando con movimientos maravillosos pequeños motivos campestres. «Es el color el que debe controlar la estructura, no el dibujo», le comenta Renoir a su hijo Jean.

La joven modelo Andrée Heuschling que posa para Renoir en sus últimos años de vida se convertirá en la mujer de su hijo Jean y juntos realizarán algunas películas. Así pues, el destino de Andrée, único en la historia del arte, es convertirse en modelo y actriz, en una encrucijada entre la pintura y el cine.

A todos los amantes del arte y la pintura les encantará esta película, bien contada, de imágenes bellísimas, que arroja placer, luz y color a la cartelera veraniega.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Sala: Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Dirección: Calle Almagro, 42. Madrid.
Fechas: Del 9 al 17 de mayo
Inauguración: 9 de mayo a las 18:30

Una explosión de materia parece dominar las obras al óleo y acrílico de Luz H. Arkal, una joven artista que expone sus pinturas en la Sala José Antonio Fernández Ordóñez del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid.

Arkal seduce con sus planetas, hipnotiza cuando introduce el color en sus pinturas y nos lleva hacia el abismo con su increíble uso de la gama de grises y negros.  La carga matérica que emplea en sus obras es tal que parece que la pintura adquiera tres dimensiones para convertirse en escultura. No extraña, pues, que la propia artista asegure que los maestros españoles que más le han influido son Tàpies y Barceló.

En contraste con estas obras, algunas de ellas de grandes dimensiones, sus acuarelas son delicadas, sutiles y elegantes. Con colores suaves y armoniosos esboza rostros y dibuja paisajes de un espacio que se antoja inconmensurable y a la vez sereno.

Luz H. Arkal estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense y completó su formación en teoría, historia y técnicas artísticas en un gran número de talleres de artistas y en diversas universidades de España, Italia, Estados Unidos y República Dominicana. A lo largo de su trayectoria profesional, ha participado en exposiciones individuales y colectivas en galerías y centros de arte de Madrid, República Dominicana, Austria y Milán.

Tras participar a principios de año en las ferias Art Innsbruck de Austria y Affordable Art de Milán llega ahora a Madrid esta exposición que conviene no perderse.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Sala: CaixaForum 
Dirección: Paseo del Prado, 36. Madrid
Fecha: Hasta el 30 de junio

¿Cuál fue la primera ciudad que se fundó en el mundo? ¿Cuáles son las fuentes de la cultura europea y de Asia occidental? A estas y otras preguntas intenta responder la exposición «Mesopotamia. Antes del diluvio» que se puede ver hasta el próximo 30 de junio en CaixaForum Madrid.

Más de 400 piezas procedentes de museos e instituciones culturales de diferentes países componen esta interesante y educativa muestra que no escatima en tecnología para ayudar al visitante a comprender la importancia de poblaciones como Uruk o Ur, situadas entre lo que ahora es Turquía e Irak, y que probablemente sean las primeras ciudades del mundo.

Tablillas, relieves, pequeñas esculturas, collares, maquetas, textos esculpidos en piedra, reconstrucciones virtuales en 3D, vídeos y proyecciones componen esta rica exposición que quiere destacar la enorme influencia que los pueblos sumerios tuvieron en las culturas griegas y del este de Asia, y por ende, en nuestra forma de vida actual.

La muestra cuenta con fotografías de realidad aumentada (para lo que se requiere determinadas aplicaciones) y códigos QR para que los visitantes obtengan más información en sus dispositivos móviles.

En definitiva, una exposición que invita a descubrir una cultura tan antigua como la egipcia o la griega pero mucho menos conocida: la mesopotámica.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Sala: Galería Marlborough
Dirección: Orfila, 5. Madrid
Fecha: Hasta el 16 de marzo

Siempre me han fascinado las multitudes de Juan Genovés, esos cuerpecitos vistos desde arriba, como pequeñas motas de color que se mueven con gran sentido del ritmo por un espacio vacío. Simplemente geniales.

La Galería Marboroug de Madrid expone hasta el 16 de marzo los últimos trabajos de Juan Genovés. Merece la pena la visita. Grandes lienzos acogen a estas multitudes de personas en pleno movimiento, no sabemos qué hacen, a dónde van, de donde proceden ni por qué están reunidas. A veces forman onduladas líneas, como las que crea el agua en la orilla de la playa, otras veces se reúnen en corros, como los que se generan alrededor de los artistas callejeros, también hay aglomeraciones enfrentadas, paseantes, corredores, caminantes.

Todas estas multitudes se mueven sobre fondos indefinidos, en ocasiones vacíos (las obras que personalmente más me gustan) y sin límites, ya que la obra continúa más alla de los cuatro márgenes físicos del lienzo. La mente imagina a estas personas viajando incasablemente de un lugar a otro por parajes desasosegantes, en grupo pero en soledad. A veces esos fondos sobre los que se mueven las figuras están manchados, aquí y allá, con grandes masas de pintura, otras veces están atravesados por líneas, números, e incluso objetos matéricos que les impiden el paso. Figuración y abstracción en armonía y en disonancia. Explosión de color siempre. Increíble cómo Juan Genovés evoca la figura humana con un punto negro (cabeza), un goterón de pintura matérico y muy cromático (cuerpo) y dos líneas negras (piernas). ¡Qué simple y qué grande!

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Sala: Fundación Mapfre
Dirección: Paseo de Recoletos, 23
Fecha: Hasta el 5 de mayo

Cezanne, Monet, Degas, Gauguin, Cezanne, Van Gogh, Toulouse-Lautrec, Renoir, Signac, Pisarro, Denis, Valloton… Con sólo mencionar estos nombres ya podemos hacernos una idea de las proporciones de esta magnífica exposición que se puede ver en Madrid. «Impresionistas y postimpresionistas. El nacimiento del arte moderno»  de la Fundación Mapfre ofrece nada menos que 78 obras procedentes del Museo de Orsay de París, auténtico santuario de este movimiento artístico que tantos seguidores tiene y que complace a un público muy amplio.

La exposición trata de responder a la pregunta de qué fue de los artistas que participaron en un principio en el movimiento impresionista. ¿Qué derroteros siguió su pintura? ¿Qué caminos abrieron? ¿Que nuevos estilos siguieron? Como se puede comprobar en la muestra, la mayoría de ellos, tras unos años sumergidos en el Impresionismo, cambió de rumbo y abrió nuevos lenguajes que culminarían con las vanguardias del siglo XX. Así, vemos paisajes y bodegones de Paul Cezanne que sirivirían de inspiración a Picasso y a George Braque para fundar el Cubismo. Los últimos óleos de Monet en su jardín de nenúfares, que le conducen a los pies de la abstracción. Renoir vuelve al clasicismo y a la Academia con los desnudos de sus «bañistas». Signac, Seurat y Pisarro se sumergen en el Neoimpresionismo aplicando la técnica del puntillismo. Gauguin busca el primitivismo en la Bretaña francesa donde funda una colonia de artistas. Maurice Denis, Valloton y Bonnard crean el grupo de los Nabis. Mientras Van Gogh se hunde poco a poco en la locura pero sin dejar de pintar cautivadoras y arrolladoras obras.

Una propuesta interesante de la Fundación Mapfre y una exposición que gustará a un amplio público. Aunque la entrada es gratuita, conviene reservar las entradas por Internet previamente (con un día de antelación al menos) para evitar largas y tediosas colas. Las mejores horas, entre las 2 y las 4, cuando menos aglomeraciones hay. También recomiendo la audioguía que acompaña la muestra. Por 4 euros se pueden escuchar los comentarios de esta exposición y de la otra muestra que ofrece la Fundación Mapfre: «Luces de Bohemia».

Sorprendente, emotivo, entretenido, llamativo y, sobre todo, emocionante. Así es la película documental «Marina Abramovic. The artist is present» que se estrena el próximo 8 de febrero en cines comerciales de España. Reconozco que se me han escapado las lágrimas en diversas escenas de la película, y me resulta extraño pues ¡es un documental sobre una artista! Me consuela saber que no he sido la única.

El documental tiene momentos de gran emoción, sobre todo las escenas del público participante en su performance «The artist is present» del MoMA de Nueva York. La gente, sentada en silencio frente a ella, mira a Marina a los ojos y llora. No sabemos qué piensan, qué les ocurre, por qué lloran. Pero podemos compartir su sentimiento. Marina también lo hace y en ocasiones también se le escapan las lágrimas. Pero el momento más emocionante de la película es cuando se sienta frente a ella el gran amor de su vida, Ulay. 12 años compartiendo casa, furgoneta, perro, arte, vida, sexo, dolor…, odio. Tras una separación de más de 20 años vuelven a reunirse. Y ahí están de nuevo. Reunidos en una perfomance. ¡Cuantos sentimientos se desprenden de su encuentro!

Una película que enamorará a los amantes del arte y la performance, pero que también gustará al público que no la conozca porque Marina tiene una personalidad, increíble, arrolladora, y es capaz de transmitir su arte sin hablar. Basta mirarla a los ojos.

Vídeo  —  Publicado: 30 enero, 2013 en Otros, Videos
Etiquetas:, , , , , ,

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

El próximo viernes, 14 de diciembre, se estreña en España la película «El molino y la cruz» del director polacho Lech Majewski. El film narra las circunstancias en que Pieter Bruegel, el viejo, pinta el cuadro «Camino al Calvario». Los amantes del arte, del cine y de la fotografía disfrutarán sobre manera con esta película, sobre todo si se ve en pantalla grande, donde el film despliega todo su esplendor.

Malewski tardó nada menos que 3 años en terminar la película pues requería de enorme paciencia y minuciosidad para conseguir, capa sobre capa, que cada una de las escenas parezca un cuadro. Basta con ver el trailer de la película para comprenderlo. El director ha utilizado las últimas tecnologías y la animación 3D para conseguir el maravilloso efecto deseado.

El cuadro “Camino al Calvario” narra la historia de la pasión de Cristo pero situada en Flandes bajo la dura ocupación Española de 1564. La película recrea el momento en que Bruegel pinta su cuadro, en una época de rebeldía contra el imperio. Las torturas y la represión la ejercen los hombres de casaca roja, mercenarios al servicio del Rey español que se encargan de que las mujeres sean enterradas vivas y los hombres azotados y crucificados. Son escenas cruentas, no aptas para espíritus sensibles, pero que reflejan la realidad de la época.

A pesar de que el diálogo es escaso y que Majewski se recrea con algunas escenas, lejos de hacerse pesada o lenta, la película consigue hipnotizar al espectador, que disfruta contemplando los encuadres, las tonalidades de los ropajes de los personajes y el amenazante paisaje.

El mensaje de fondo es que, a pesar de las circunstancias terribles que sufren los habitantes de la época, que llevaron a la cruz y a la tortura a muchos hombres y mujeres, la vida continúa, sigue sin cesar, unos tocan y bailan, otros venden su mercancía, los niños juegan…

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Sala: Museo Thyssen-Bornemisza
Dirección: Paseo del Prado, 8
Fecha: Hasta el 19 de septiembre

Me ha encantado. Sin duda es la exposición del verano en Madrid. Hasta el próximo 19 de septiembre estará abierta en el Museo Thyssen-Bornemisza la exposición de «Hopper» que ofrece al visitante la posibilidad de acercarse a la estupenda obra de este destacado artista estadounidense. Son 10 euros la entrada pero merecen la pena. Como también merece la pena la fabulosa audioguía que acompaña a la muestra. Con un guión excelente, bien explicado y entretenido, la audioguía de «Hopper» consigue introducir al espectador en el fabuloso universo de este genial creador así como en la América de los años 30 al 60, con continuas y bien traídas referencias al cine, la música, el teatro y, en fin, la cultura norteamericana de la época. En definitiva, que la he disfrutado y la recomiendo vivamente.

La mayoría de las 73 obras que ahora se pueden contemplar en Madrid -y más adelante en París- han pisado pocas veces Europa, de ahí lo excepcional de esta ambiciosa muestra. Desde sus inicios hasta el último cuadro que pintó Hopper, la muestra recorre los distintos periodos del artista y ofrece las pinturas más famosas y reconocidas de su producción.

Óleos, dibujos, grabados, ilustraciones, acuarelas, todo el universo de Hopper está presente en esta exposición: ásperos y desolados paisajes urbanos norteamericanos, casas decimonónicas, carreteras vacías, vías y estaciones de tren, gasolineras, vulgares habitaciones de hotel, la soledad en compañía de otros y el aburrimiento en la pareja.

Esta parte es la más conocida de su producción, pero sorprenden sus ilustraciones comerciales. Las realizó para diversas revistas como forma de ganarse la vida y las detestaba. ¡Cualquiera lo diría! Son grabados y dibujos fantásticos que retratan la ociosa vida burguesa.

Como juego, al final de la exposición se puede ver una representación en tres dimensiones de su obra «Habitación de hotel» que pertenece al Museo Thyssen.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Sala: Fundación Mapfre
Dirección: Paseo de Recoletos, 23
Fecha: 29 de abril de 2012

Mineros, limpiabotas, repartidores de periódicos, operarios de fábricas…, son profesiones de hombres que a principios del siglo XX en Norteamérica realizaban ¡niños! Lewis Hine (Wisconsin, 1974 – Nueva York, 1940) se encargó de fotografiarlos por todo el país para concienciar a la opinión publica sobre la penuria del trabajo infantil. Ahora, la Fundación Mapfre ofrece una retrospectiva de la obra de esta figura clave del documentalismo social.
Hine era un fotógrafo comprometido y, además de tomar fotos, anotaba los nombres, talla, edad y el historial laboral de cada pequeño. El resultado fue aterrador, niños que habían perdido alguno de sus miembros en las máquinas que manipulaban, criaturas sucias, malvestidas y mal alimentadas que, a pesar de todo, y de forma sorprendente, rara vez perdían la sonrisa.

Pero Hine no pasó a la historia por esta serie de fotografías, sino por sus «Retratos laborales», donde ensalza a los trabajadores y los convierte practicamente en héroes: obreros de la construcción y del ferrocarril, friegaplatos, camareros, cocineras, policías, mecánicos, vidrieros o cajistas son tratados con nobleza y casi con admiración. De igual modo, en su proceso de documentar la construcción del Empire State se centra en los trabajadores a quienes retrata colgados a cientos de metros, en equilibrio, como auténticos artistas de circo, en una época donde el arnés y los sistemas de seguridad brillan por su ausencia. Sus imágenes son impactantes. Todas estas fotografías de obreros trabajando las recogerá en el libro «Men at work» del que Hine fue el autor de los textos, la maqueta y las fotos.

La exposición ofrece un total de 170 fotografías agrupadas por temáticas que muestran a un artista comprometido socialmente, preocupado por la infancia, los inmigrantes y los obreros, que con su trabajo procuró que el resto del mundo tomara conciencia de la situación de estos colectivos. A pesar del valor de su arte, Hine pasó los últimos años de su vida dependiendo de la beneficiencia.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Sala: Museo del Prado
Dirección: Paseo del Prado s/n
Fecha: Hasta el 25 de marzo

Ya no es necesario recorrer 4.000 kilómetros para disfrutar en vivo y en directo del «Tañedor de laúd» de Caravaggio o de la «Composición VI» de Kandinsky. Éstas y otras 118 obras procedentes del Hermitage de San Petersburgo se pueden ver hasta el próximo 25 de marzo en el Museo del Prado. Es una exposición que no se puede dejar pasar. Eso sí, recomiendo vivamente armarse de paciencia si se visita en fin de semana pues las colas y la cantidad de gente frente a cada obra impiden disfrutarla como es debido. Ni siquiera un día laborable se está a salvo de las avalanchas de público que espera pacientemente frente a una vitrina su turno para contemplar la excelsa delicadeza de una batalla labrada en oro en un peine de poco más de 10 centímetros. La fama y la publicidad de esta exposición es tal que resulta difícil encontrar una hora del día donde poder disfrutar plenamente de las obras sin ser empujado de un lado a otro y sin tener que aguantar la cháchara incesante de visitantes poco respetuosos con los demás. Es una falta de educación que, desgraciadamente, va en aumento.

Personalmente he quedado fascinada por esa «Mujer con sombrero negro» de Kees van Dongen, un artista no muy conocido por el gran público pero que atrae las miradas de forma magnética. Imposible pasar por delante de ella sin quedar prendado de su profunda mirada, su elegancia y su misterio. También asombran Caravaggio, Velázquez, Rembrandt, Picasso y Matisse, pero estamos más acostumbrados a su maestría que a la de Van Dongen. Mención a parte merecen las finísimas tallas de oro de los nómadas de Eurasia: broches de cinturones, brazaletes, vasijas, peines y adornos que sorprenden por su laborosia y magnífica talla de batallas, animales y seres mitológicos en espacios sumamente reducidos.

Como colofón de la exposición, Kandinsky y Malevich, dos artistas cuya abstracción resulta más llamativa al colgar de las figurativas paredes del Prado. Una apertura justificada tanto por su procedencia como por el valor intrínseco de esos cuadros. Todo un acierto cerrar la muestra con ese revolucionario «Cuadrado negro».